Desescalada educativa progresiva (José Ignacio García)

Portavoz de Educación de Adelante Andalucía

El portavoz parlamentario de Educación del grupo Adelante Andalucía, José Ignacio García, propone cuatro propuestas para adaptar las aulas andaluzas a la nueva realidad que dejado el coronavirus

Hace unos días conocimos el anuncio del Presidente de la Junta de que habría que volver a clase el 15 de mayo. A las pocas horas rectificó lo que parecía ser un globo sonda o una mera ocurrencia con la intención de trasladar una idea de normalidad en Andalucía.

Más allá de un nuevo caso de anuncio-rectificación-desconcierto, lo preocupante es el argumento que esgrimía para volver a las clases. La lógica del presidente era que nuestro alumnado debía volver a las aulas para así permitir que las madres y padres pudieran trabajar. Nada más utilitarista que entender los centros educativos como aparcamientos de niños y niñas, y además justamente por el motivo más economicista y menos humano: poner cuanto antes a todo el mundo a trabajar, aunque suponga un riesgo para la salud. Los beneficios de unos pocos siempre por encima del bienestar de los muchos.

Habrá que volver a clase, y esperemos que cuanto antes, pues será signo de que todo va pasando, pero habrá que hacerlo según las indicaciones sanitarias y solo cuando haya garantía total de que no hay riesgo alguno para alumnado ni para profesorado ni para el personal no docente.
Mientras tanto toca planificar y huir de la improvisación que tanto caracteriza a todos nuestros gobernantes. Para cuando haya que volver a clase sería absurdo pensar que todo va a volver a la normalidad de un día para otro. Hay que sacar muchos aprendizajes de lo vivido en este tiempo, sobretodo sobre la necesidad de una transformación estructural de nuestro sistema educativo. Algo que ya era necesario antes, pero ahora se hace imprescindible.

Planteo cuatro propuestas concretas para aplicar aquí y ahora para hacer una “desescalada educativa progresiva”:

1. “Ratios extraordinarias de cuarentena”. Sería una barbaridad pasar de un día para otro de estar encerrados en casa a aulas con hasta 35 alumnas y alumnos (si no más). Proponemos unas ratios reducidas al 50%, que establecieran un máximo de alumnado en cada aula en 17 en bachillerato, 15 en ESO y 12 en Primaria e Infantil. No podemos permitir nunca, pero mucho menos ahora, situaciones de hacinamientos en las aulas.

Es evidente que hay problemas de espacio en los centros para reducir ratios. Mientras no se realizan las medidas estructurales para que esto pueda ser permanente, para llevar a cabo los “ratios extraordinarios de cuarentena” se podría bien establecer un sistema semipresencial donde el alumnado fuera a los centros en días alternos o compaginar clases por la mañana y clases por la tarde. Con más docentes, obviamente.

2. Acabar con la brecha digital para disminuir la brecha social. Si algo hemos visto en estas semanas que fallaba era la posibilidad de muchas familias de seguir la educación a distancia. Cuando vivimos en un sistema profundamente desigual, al llegar una crisis esas desigualdades aumentan. Y es justo eso lo que vemos con la educación a distancia.

La brecha digital no es la causa, es la consecuencia de una brecha social, económica y cultural que impregna el desarrollo educativo de nuestro alumnado. No todo el alumnado se encuentra en la misma situación y con las mismas oportunidades, y cuando eliminamos a la Escuela de la ecuación como el elemento más “igualador” que existe, pues esas desigualdades se disparan. Es sobre eso sobre lo que hay que actuar.

Pero mientras tanto no podemos permitir que la brecha digital colabore en esa brecha social. Por eso la Junta debe garantizar que el 100% del alumnado tiene de manera inmediata un equipo informático y una conexión a internet que permita el seguimiento de la educación online.

3. “Plan de acompañamiento educativo y socioemocional”. Son muchas las dificultades que se están pasando durante la crisis en todas las familias. Dificultades educativas, pérdida de contenidos, falta de estimulación, etc. Más en el alumnado que más necesidades presentaba ya antes de esta crisis. Para ello un mero plan de quince días en verano es insuficiente e ineficaz. La solución no es meter al alumnado en los centros más tiempo, sino establecer un plan permanente desde que comience la desescalada que consista en refuerzo educativo al alumnado que lo necesite, planes individualizados, cambios de metodologías, adaptaciones no significativas, sesiones de recuperación, atención del personal especializado y sobretodo cambios en las metodologías. Todo para que recuperemos el desfase curricular provocado durante la crisis.

Pero no se puede pensar “lo curricular” como un compartimento estanco de los aspectos sociales y emocionales del alumnado. Hay que reforzar el papel de los equipos y departamentos de orientación con un plan general dentro de la acción tutorial para abordar las consecuencias en estos aspectos tras la crisis, y un plan específico con atención individualizada para el alumnado que más está sufriendo en estos ámbitos.

4. Aumentar plantillas docentes. Si había alguna teoría educativa que planteaba una progresiva sustitución de la figura del docente por sistemas o plataformas digitales, esta crisis nos hace desecharla para siempre. Las y los docentes se han demostrado más imprescindibles que nunca.

Pero para un modelo semipresencial transitorio o para dar clases en sesiones de tarde, es imprescindible aumentar las plantillas. Para el refuerzo, para el acompañamiento educativo y socioemocional, para atender al alumnado que más lo necesita, hacen falta más docentes. Sin embargo, la Consejería está usando la crisis para disminuir las sustituciones, justo lo opuesto a lo que hay que hacer. Hay que garantizar sustituciones, aumentar las plantillas para permitir una atención más individualizada y poder desarrollar actividades a distancia y presenciales con metodologías que huyan del clásico binomio ficha-entrega. Las y los docentes tienen voluntad, formación e imaginación, lo que falta es tiempo y recursos.

Quién piense que podemos hacer educación online o una desescalada progresiva utilizando las mismas metodologías y mismos recursos de siempre o es un iluso, o directamente nos está engañando para recortar.

En síntesis, son propuestas ambiciosas pero perfectamente aplicables en el corto plazo. Vivimos tiempos extraños, tiempos extraordinarios que requieren actuaciones extraordinarias. Quienes pretendan viajar a un tiempo pasado que no va a volver solo encontrarán frustración. Si eso lo hacen quienes nos gobiernan, nos llevarán a todos a la frustración.

(En abierto, Andalucía, El Diario)