El Coronavirus vs la filosofía (Sergio Cancio)

Hay un debate sobre la “utilidad” de la filosofía ¿Sirve la filosofía o no sirve para nada? Por ejemplo el filósofo argentino más de moda, Dario Z, hace toda una defensa de la “inutilidad” de la filosofía. Para él, lo bueno de la filosofía es que no sirva para nada ¿Por qué? Porque es una forma de resistir al mandato de una sociedad súper-productiva, que está permanentemente demandándote a que hagas algo: que trabajes, que estudies, que compres cosas, que progreses, que te diviertas; pero que hagas algo. No está bien visto el cuelgue. Y en ese sentido la filosofía es una fuga, un escape de la sociedad de consumo y producción en la que estamos. Pero, en otro sentido, la filosofía es “útil”, la filosofía sirve para tomarse las cosas con cierta tranquilidad y con un poquito de inteligencia. Es famosa la frase de tomarse los problemas con filosofía… tomarse las cosas con calma y sabiduría… y de eso se trata en este caso…tomarse al famoso Coronavirus con filosofía.

La filosofía puede ser una herramienta muy útil para enfrentarse a una pandemia híper-contagiosa y súper-mediática. Cuando vemos a cientos de personas agolpadas y desesperadas comprando lo que creen necesario para enfrentarse a un apocalipsis que no es tal… lo que no saben es que actuar de esa manera nos puede llevar a un apocalipsis en serio. El miedo al desabastecimiento puede crear al monstruo que al que le tiene miedo: el desabastecimiento. Para un viejo filósofo, Aristóteles, la mejor reacción frente a esto es el viejo criterio del justo punto medio: ni la indiferencia ni el pánico…ni la incredulidad ni la paranoia. En el medio está la prudencia, la acción mediada por la reflexión que toma distancia de los extremos.

Por recomendación de nuestra nueva y flamante productora de la changa, la Gretel, vamos relacionar el libro “La peste” del filosofo Albert Camus a nuestra peste. Como la anticipa el título de la novela, cuenta la historia de una peste. Una enfermedad muy contagiosa ataca primero matando miles de ratas y luego arrasando con la vida de los habitantes de una pequeña ciudad. Camus refleja las distintas actitudes, las distintas repuestas que aparecen frente a esta situación catastrófica: algunos que deciden suicidarse, otros que intentan huir de la ciudad, otros que aprovechan para hacer negocios y se dedican al contrabando porque las fronteras están cerradas, otros decidieron ayudar incluso poniendo su vida en riesgo. Finalmente, spoliando el final, la peste se va y todo vuelve a la normalidad. Pero conociendo la filosofía de Camus, lo que está en el fondo del relato es lo absurda que puede ser la vida, lo frágil que es el pasaje por este mundo, lo poderosa e indiferente que es la naturaleza y el universo frente a nuestra existencia humana, y que en definitiva el sentido de las cosas está en cómo reaccionamos frente a lo que nos va sucediendo, mucha de las veces situaciones en las que estamos… no son elegidas, son circunstancias que no son justas, ni son las mejores; pero en todo caso de lo que se trata es encontrar nuestro mejor modo de enfrentar lo que nos toca. Ortega y Gasset decía que la vida es una serie de choques contra el futuro. Los hechos van apareciendo muchas veces como una trompada en el rostro y a nosotros no nos queda otra que levantarnos y seguir o…quedarnos en el piso derrotados. Usted elige.
La filosofía del estoicismo es sumamente útil para enfrentar la desgracia: su premisa es que más tarde o temprano las desgracias tocan a nuestra puerta, lamentablemente es solo cuestión de tiempo. Y en ese sentido lo único que nos queda es saber diferenciar bien entre los problemas que si tienen solución de los problemas que no lo tienen. Para los problemas que tienen solución no hay nada mejor que poner manos a la obra y enfocar nuestras energías en eso… Pero para los problemas que no tienen solución, como la muerte, es preferible aprender a aceptarlos y enfrentarlos lo más dignamente que podamos. La muerte es un tema clave en la filosofía, pero sobre todo es un tema clave en nuestra vida, en cada uno de nosotros. Cada uno debe aprender a enfrentar su propia muerte y la de sus seres queridos. Somos seres finitos, mortales, que un día vamos a morir. Tener más presente a la muerte, pensar en ella, hablar de ella, paradójicamente, es muy buen antídoto para vivir mejor la vida. Cuando somos conscientes de nuestra muerte, somos más conscientes de cómo usamos nuestro tiempo, de lo valiosa y pasajera que es la vida. El Coronavirus puede ser usado a favor de la humanidad…como un recordatorio, de escala planetaria, que nos dice: ojo, acordate que estamos acá de prestado, fíjate que vas a hacer con el tiempo que te queda.

Por otro lado, al Coronavirus lo podríamos llamar en términos filosóficos un “Acontecimiento”, con mayúscula, y como la entiendo el filósofo Alain Badiou. Un quiebre en lo que creíamos saber. Teníamos una imagen del mundo y la aparición de Coronavirus no sólo mató personas sino que también mató ciertas verdades que no eran verdades. El primer chamuyo es que los países del primer mundo siempre son mejores que nosotros, que son re civilizados y copados (recordemos que las imágenes de personas cagándose a trompadas entre sí por un papel higiénico vienen de la fina Europa). Si comparamos la reacción del Estado italiano, y de los italianos, a cómo reaccionó el gobierno argentino y los argentinos, le ganamos por goleada. Por varias razones, ellos lo subestimaron porque era demasiado novedoso, y nosotros los tuvimos a ellos de antecedentes. Pero uno de los ejes más importantes es que los italianos, como los yanquis o los chilenos tienen un sistema de salud que es mayoritariamente privado, es decir que la salud la brindan empresas y no el estado. Y en ese sentido, gracias al coronavirus se ha re-discutido la necesidad de un Estado presente en la salud. La vieja pero tan actual discusión entre un Estado que deje que los mercados y los empresarios controlen cosas tan delicadas como la salud o….por el contrario, un Estado que no permita que eso este en manos de privados y que asuma su responsabilidad de garantizar el bien común. Son dos concepciones diferentes, es más, dos filosofías diferentes. El “liberalismo” contra el “modelo de Estado de bienestar”. Los gobiernos y las ideas políticas de los Macri y de los Menem o las ideas que predominan en el peronismo de los Kirchner o en el actual presidente. Acontecimientos como estos, aunque son muy negativos, dejan en claro que es lo que necesitamos como sociedad, no en términos de figuras políticas, esas van y vienen, sino en términos de modelo de sociedad.

Porque que en definitiva, nuevamente, lo que una catástrofe inesperada pone al descubierto es la catástrofe oculta de todos los días, la catástrofe a la que nos acostumbramos ¿Cómo enfrentan la cuarentena los que viven del día a día, los que dependen de lo que vendan o lo que hagan en una jornada de trabajo, como resisten los monotributistas y el 50% de la población económicamente activa, el trabajo en negro, que ningún gobierno ha solucionado? Simplemente nos hemos acostumbrado a que la mitad de los trabajadores sean trabajadores sin ningún derecho… ¿Y qué hacemos ahora? ¿Qué hacemos con ellos? Muchos, muchas, muches parece que hemos entendido que a esta pandemia le ganamos siendo solidarios, no solo preocupándonos por lo que nos pasa individuamente, porque mi acción individual puede impactar en el resto, en los desconocidos, en los otros y al revés, lo que hagan los otros puede impactar en mi salud y en la de mi familia… ¿¿¿¿y si ese aprendizaje pudiera trascender la existencia del virus???¿¿¿ y si ese aprendizaje…la idea de que dependendemos del otro más de lo que creemos….y si lo pudiéramos aplicar más, frente a todas nuestras decisiones, para dejar de ser una sociedad de individualidades, y para comenzar a ser una comunidad, una comunidad de personas…ustedes que piensan???

(La Quinta Pata)